Mis noches de desvelo las persiguen aún,
incluso despierto de la extraña en la playa
en cautiverio humano estoy, por ella
mi corazón terminará jamás a anhelar.
Si por solo una vez más podría saborear
aquel día de sublimidad insaciable
Inadvertidas por conchas dormidos,
olas mansas besaron la arena asoleada,
ella sugerió a zarpar en su barco errante
y seguir las gaviotas en su vuelo místico
a la isla habitada por sueños huéfanos,
donde el tiempo para siempre lo desterraron
¿Una mera tentación de mi fantasía
o acaso una químera de mi delirio?
Preguntas sin respuestas, ya que
su presencia anómela en mi foto
permanecerá un secreto guardado por ella,
así mimando el escepticismo de la lógica
David Arthur ©®
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