Se muere la tarde
de un invierno frío,
la gente apurada
camino al hogar,
los miro distantes
no me espera nadie,
me voy a mi cuarto
yo...y mi soledad.
Será igual mañana
la misma rutina,
estoy tan cansado
de andar y de andar,
para llegar presto
a ninguna parte,
no tengo una playa
tampoco...un mar.
No es este el libreto
que tenía escrito,
me creí un maestro
y lo subestimé,
me premió artero
con años felices,
y al final del viaje
solo heridas...logré.
Merezco todo esto
porque así he vivido,
yendo muy ligero
y sin poder parar,
el balance es magro
y lo que más duele,
se esfuma mi tiempo
y no supe...amar.
Creí que la vida
era solo un juego,
me di tanta cuerda
que al fin se rompió,
se acabó el jolgorio
de ser siempre joven,
del galán de antaño
solo escombros...quedó.
Así son las cosas
todo tiene un precio,
parece muy duro
pero es la verdad,
algunos la viven
otros solo duran,
por eso en mi historia
no habrá...eternidad.
Boris Gold (simplemente...un poeta)