Estando en la hora del almuerzo del taller de empleo, creo que fue ayer o anteayer, no lo recuerdo bien, ya que uno se va haciendo viejo y nostálgico y perdiendo facultades a la hora de recordar lo cercano. Lo que si recuerdo es que alguien sacó el tema de la última canción de Julio Iglesias, y no precisamente por su melodía, ni por su ritmo, sino por su tema, al parece este verdadero prototipo del homo erectus, se la dedicaba a su polla. Hubo una especie de sentimiento colectivo de carcajada cuando lo contaron, por lo patético de este anciano añorando sus tiempos de follador empedernido, y cuyo consuelo final en este mundo, es que gozó de la vida con su amigo discreto y fiel, su polla. Mientras alguien ponía esta última y desesperada canción de Julio Iglesias, entró como si fuera atraída por la canción: una amantis religiosa y se posó sobre el extintor. No paraba de mover este joven y vigoroso insecto las patas delanteras seducida por Julio Iglesias, como debió hacer tantas veces cuando tenía treinta cinco años el famoso cantante con su “amigo” sobre esas flores femeninas que le ofrecían su amistad sexual. La amantis, como sabemos tiene un ritual sexual de lo más macabro del reino animal. La hembra mientras copula con el macho, engancha a su compañero sexual y lo devora por la cabeza, tal y como hacía con sus patas nuestra amiga sobre el extintor, que abandono de un saltó volador para avanzar satisfecha, casi como bailara con la canción por el aula, ante nuestras miradas atónitas .
Parecía que venía de haber tenido sexo la amantis. No sé si a Julio Iglesias le gustaría dedicarle una canción a la amantis religiosa y a su polla. Sería una bonita forma de poner un broche final a este verdadero genio del homo erectus que lo ha dado todo por el sexo, hasta la cabeza.
Angelillo Uixó