Siempre existirá un lazo que unirá nuestras vidas, cómo las almas que residen dentro de esta vasija que llamamos cuerpo que al igual de nuestras vidas pasadas, fuimos separados por dios, nos impuso un castigo divino aquel que ambos siempre cargamos amor mío. Por cuántas vidas más, no lo sé?
Pero, lo que tengo claro sin duda, es nunca rendirme hasta romper esta sentencia eterna.