Bajo aguacero,
gotas en la cara,
en los hombros rotura.
La lluvia experimenta
fluidos corporales,
vapores que funden,
hacia abajo la mano,
posada como un archipiélago
entretenido por pájaros.
Mediodía frente a casa,
puede ser un año antes del fin,
¿Por qué huele a res muerta? –digo,
apenas comemos vaca,
luego añado algo sin valor
que cae entre geranios
cuando el ómnibus pasa.
En el archipiélago
multiplican cálculos
que falsean el fracaso:
no hubo guerra,
no bombardearon los americanos,
nadie violó la frontera.
Aún los niños gritan al aire,
pero a diferencia de nosotros,
en la noche conectan al mundo
con perros rabiosos
demasiadas noches
y mundos de segunda mano.
Tú o yo podemos estar
en un hogar de ancianos,
en lengua extraña
recibimos sacramentos:
el estado de ánimo o
el estado del tiempo,
alguien murmura
un poema en inglés,
se aleja diciendo que
huele a lluvia.