Anoche le hablé al viento
mientras el mar contemplaba,
bajo el rumor de las olas
le pregunté por mi amada.
«Tu amor ya no es de este mundo
—me dijo con voz cansada—;
hace tiempo que se fue
a una esfera elevada,
donde todo es armonía
y donde reina la calma.
La vanidad de este mundo
dejó por la vida plácida
de quienes vivir anhelan
en la inmensidad del alma».
Mis pies besaban las olas
que la arena acariciaban
en la noche de silencio
y fulgor de luna pálida.
Yo le pregunté al viento
por dó llegar a mi amada,
cuál era el itinerario
que hasta ella me llevara.
Pero el viento enmudeció
y no quiso decirme nada.
Dejé mi amor en el mar
y en mis ojos una lágrima.
Canciones de amor.