El niño trabaja con pocos años. Combina el trabajo con el juego. No teme al calor ni al fuego. Pasa la vida y aguanta los daños. El niño es también un pillo. Que no se amilana ante nada. Contento después de la jornada. El niño parece obra de Murillo. El niño ama el barrio y la aventura. Por eso desaparece y se va lejos. Allí croan ranas y vuelan vencejos. Y así se hace mayor la criatura. Hasta que un día llega a Triana. Aquel barrio de larga historia. Que conoció triste y alegre gloria. Y que para nadie fue tirana