Entre el ayer y el mañana
entre este instante y la nada
entre el éxito y la equivocación
entre creencias y carencias
entre seres que van y vienen
existe algo
que se entromete en mis pliegues
que se infiltra en mis fantasías
que se asila en mi instinto
y misteriosamente…
suplica a mi espíritu.
Ese algo es alguien
que tiene un nombre
y le late un corazón.
Y cuando el universo conspira noches
y mi respiración es ruido de la calma
la lluvia de espadas
que veloz venía a mutilar mi verso
se convierte en lentas rosas
que contienen la memoria de mi cuerpo
y me hacen el amor
desde mi centro a mi fuego
desde mi fuego a mi centro
y entre lágrimas y pétalos
explota una emoción sin fin
con una dimensión sin término.
En esas infinitudes
omito mi sendero
reniego lo correcto
me olvido de quien soy.
Me olvido de tu adiós
me olvido de tu olvido
me olvido que morimos.
Soy feliz y vivo
soy alma y amo
soy libre y sigo.
Pero como infalible y sin miedo
he de irme alguna vez
pido que una de esas espadas
-una sola de ellas-
olvide convertirse en rosa
y en la culminación de mi trance
desangre con mordacidad mi sangre.
Amor, te suplico…
entre estas bellas rosas blancas
¡nunca dejes de suplicarme!
P-Car
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Paty Carvajal-Chile
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Imagen: Dimitra Milan