En la tierra ya no existe paz
y muchos imploran a Jesús
y suplican ante una cruz
que se acabe el hambre y la miseria.
La ciencia audaz con sus avances
en una Iglesia lo ha olvidado
negando Su existencia
despreciando así sus clavos.
Se arrodillan ante un altar
ilustres desventurados
pavos reales levantando sus alas
con sus almas vacías y sus puertas cerradas.
Llora el pobre y no siente alivio
al mirar el madero maldecido
como serpiente levantada
cumbre del exilio, sola e ignorada.
El Cristo perfecto de rostro hermoso
aclamado por muchos, conocido por pocos
retrato inventado por un idealista
en un templo olvidado toda la vida.
Los cuellos adorna como algo divino,
un amuleto colgado para que todos lo admiren
el rico en espíritu la lleva colgada en el alma
de manera serena sin que nadie le vea.
Debajo de esa cruz con lágrimas amargas
sentado está Jesús toda la semana
esperando ansioso que sus hijos lleguen
para que lo bajen y en el corazón lo lleven.
cristina c (original)