«Dios no existe, por ello tampoco la felicidad sino instantes con apariencia placentera. Tampoco la Justicia Social ni un demonio que la impida o venerables triunfándola, sino seres con más o menos inteligencia para dominar y aventajar [se] el uno al otro de cualquier forma, manteniéndose impunes donde epistemólogos formulan conceptos morales. Tenemos que asumir, con responsabilidad, la tarea de fijar término a nuestra especie»
(Alberto JIMÉNEZ URE)