Mi su dejó su pluma traviesa,
en el borde de la página.
Ellla se mueve, va y viene,
pero no hay una maestra,
su desliz es apenas el murmullo
de un silencio de milonga yerta.
Mi su, lee y solo comenta,
yo extraño por las noches,
el tipeo de su siembra.
Me dejó la entraña de sus versos
tiernos, ya lo la vislumbro,
leo lo que tengo.
Busco cuando extraño, comentarios nuevos
para atrapar algún rumor a verso.
Pucha, que los parió, ya ni me lo creo,
Mis alumnos quieren siempre algo nuevo
Yo les digo que a veces hay que perdonar,
Mi maestra Su los hacía pensar!