¡Cómo te extraño! y cuánto te disfruto; ¡hace años que no platicámos!
Hecho de menos esas largas charlas que teníamos. Esas en las que ambas nos reíamos de mi.
Ven acércate y toma mi mano; quiero ver esos lindos y serenos ojos, siempre fieles y venerándome en mis andáres. Cómo añorando el rozar de mi piel.
No tardes en venir, no me abandones en las alas del olvido; que el tiempo apremia y nos atrapa.
Hazme tuya nuevamente, y huyamos juntas a la eternidad.,
Norma Cabello,
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