No he llegado comprender porque en la vida,
nos nutre de amarguras y vilezas,
y cuando el tiempo quiere sanar la herida
el destino se presenta con malezas
Porque el pobre tiene sabor de hambre,
el niño nace con el frío entre los brazos,
porque mi hermana en la helada cumbre
se abriga junto a su triste rebaño.
Y en el campo el pobre indio
abre la tierra con sudor amargo
mientras crece su fe y esperanza
la lluvia apenas hizo un pequeño engaño.
Y así marchito el campo por el estío,
las hojas van cayendo hacia el camino
y mientras el niño crece sin destino
sigue su hambre, su dolor y frío.
Y me pregunto mirando al cielo
donde está tu amor señor Divino,
adonde está la luz del nuevo camino
que nos lleva a la infinita calma.