Cristian Jovani

LEÍ AL JUDÍO (Jotabé tetradecasílabo)

Entonces conocí en soles noches al coloso;
un Gólem de renombre, de gran brillo fastuoso.

Quiso saber mi nombre, como yo me llamaba,
y como el ocaso del mar la nube abrazaba.
¡Oh, luna!, ¡oh, luna vete!, ¡y muy vete!, pues rozaba
tu cuello en sus alientos y tu voz resbalaba.

¡Miserable es la muerte! ¡Miserable el olvido!
¡Miserable la vida! y ¡Miserable el bramido!

oyó una lumbre como un fandango poderoso,
y fino el arrebol con gran delirio buscaba
a donde ir a esconderse por no ser abatido.

¿Será menos la muerte si nos mata su hierro?
¿Será su mano como garrote, y como fierro?

los hombres se decían entre ellos con su miedo,
de quien es creación de criatura con el dedo.
El ser dijo el poeta en su cuento, es el Alfredo,
así mismo también dijo, el terror es su credo.

¡Ah...! ojos del plenilunio en el niño sin un alma
¡Ah...! señor de la ruina es, hechura sin la calma.

Los dioses combatientes turbados en su cerro
lapidan en sus cuerdas tan solo yo no puedo
con Gólem el sansón de la tizona en su palma.

¡Amado eres y te aman!, pero aquellos que pasan
libertos de tus anzuelos que con todo arrasan.

¡Amado eres y te aman!, pero esos de la marga,
sin ojos y sin una vena hincada, que alarga
el cierzo en el trancado de una ribera amarga.
¿Y quién es churumbel corrompido, el que se encarga

de día, sobre rocas limpiar el plasma en vinos
de cándidos del pueblo y de crédulos andinos?

¡Oh, eres algo más...! como hieles que se traspasan,
y como un violentísimo cráter que descarga
la ira maligna de mil demonios serpentinos.

 

Christian Jovani 

(Derechos reservados del autor).