Se me pasó la edad
de recoger guantes,
de escucharte y de escucharme,
de tener testigos, de amenazar
desvíos, de quebrantar las leyes
y de declarar solemnemente.
Se me pasó la edad
de avanzar al desgaire
de aterrizar por los laterales,
de amaestrar fieras del circo,
de tener un alma ficticia.
Se me pasó el arroz
para echarme novia,
para causarme molestias,
para clonar mis exequias,
para responsabilizar a la tropa
de todas mis culpas y frondas.
Se me pasó el arroz
para ser un buen escritor,
de pelo cano y de mente sana,
de ser poeta insumiso
rodando de pub en pub,
por esas carreteras de Dios.
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