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LA HUELLA QUE EL TIEMPO DEJÓ

Pasa el Tiempo volando,
como pasa volando el Sol.
Lo busco,
lo busco en los cielos azules,
y en el mar,
donde el tiempo es eterno y silente.

La gaviota pica el agua,
y en los cielos, el águila busca el Sol;
y hasta el pequeño abejorro
increíblemente vuela
y la teoría le mira
y no cree lo que miró.


Pasan entonces las nubes,
adornando los espacios
y a veces, tapan al Sol.
Y en las noches va la Luna,
que enamorada de Venus
en momentos de pasión,
juntas caminan los cielos,
mientras hacen el amor.


Y así pasan y pasan los días,
y el Tiempo nunca pasó.
¿Acaso será como el viento?
Deja la huella a su paso:
si es con fuerza, es de tormenta;
y si es de brisa, es de amor,
pero nunca visible a la vista,
nunca enseña su color.


Sí, ciertamente es como el viento,
se oculta de noche y de día,
deja su huella en la vida,
es nuestro único reloj,
y si pasa con dulzura,
deja un poema de amor.

Frank Calle (8/ diciembre/ 2019)