Quise escribir nuestra historia
en las entrañas de una nube
pero un parpadeo del sol
la desapareció.
Intenté grabarla en las arterias
del crepúsculo marino
cuando vino una ola de olvido
y se la llevó.
Traté de expresarla
en las raíces del jardín de la vida,
pero llegó un remolino
que la arrancó.
Desde entonces
yo escribo nuestra historia
en el alma de la mente
con copia indeleble
en el abismal del corazón.
Por si quisiera borrarse algún día,
en alguna parte
queden los vestigios
de nuestro amor.