En el rincón una pluma
en la mesa una cuartilla
yace los brazos caídos
el poeta y su letrilla
Un perro lo está mirando
con una triste mirada
a su amo está ladrando
pero este sigue callando
Con los ojos semiabiertos
de la silla resbalando
va deslizándose al suelo
su vida se está acabando
Un infarto inoportuno
ha sentenciado su vida
pero el perro no comprende
quiere curar su herida
Con sus poderosas patas
va su cuerpo golpeando
hasta usa la cabeza
al poeta está llamando
Golpe a golpe sin descanso
contra el corazón dolorido
noble perro San Bernardo
que ve a su amo perdido
El poeta ha despertado
tan solo estaba dormido
el perro brinca rondando
a su amo tan querido
Bribón no me despiertes
no ves que estaba soñando
y a la musa de mis sueños
yo la estaba acariciando
El perro la cabeza baja
con la patita en los ojos
no comprende a su amo
ni tampoco sus enojos
Este estalla en sonrisas
y su cabeza acaricia
el perro ladra contento
y sale a dar la noticia
A sus amigos caninos
porque a su amo ha salvado
más este estaba dormido
y el truhán lo ha despertado