¡
Más allá de los espejos rasgados
que el Destino quiso legarte...
misteriosamente,
aparece el Don del Llanto,
(alivio de los mortales y los dioses)
Tus lágrimas se secan por la tibia
sutileza del blanco Sol
que ya llega…
Y muere ya,
nuevamente,
la blanca Luna..
Los vestigios
de la Soledad de tu alma
contrariada ,
devienen sólo
en una gastada y vieja quimera...
Más allá del poniente
en llamas
que la Memoria encierra entre
las rugosas piedras...
Más allá de los desiertos y océanos
oscuros, Poeta,
( te encontrarás
lejos y enclaustrado
en los confines ríspidos,
de tus ignoradas fronteras)…
Patricia Aznar Laffont