PRISIONERA DEL TIEMPO
Parece que la vida
se dilata o se achica,
según quien la contemple,
la forma en que se mira.
Igual que aumenta o mengua,
cada nota en la historia,
un sutil movimiento
a la vida transforrna.
De verde al amarillo
va tornando a marrón.
El fugaz estallido
del fuego del cañón.
En la senda perdida
se encuentra el diapasón.
Sensaciones que avivan,
al terco corazón.
Que la lluvia no moje,
la singular figura.
Que las gotas resbalen
en su bella estructura.
Cuando el viento la abrace
con sus manos de brisa,
la piel será la puerta
de su inmensa hermosura.
El dolor se revuelve
en brutal torbellino.
Se agotan las reservas
de paciencia y cariño.
La tortura penetra
entre lo más oscuro,
para buscar lo impuro.
Un infierno en los ojos
al mirarse en el mundo.
Los olores se estiran
como un viejo principio.
Impregnando lo nuevo
en lo antiguo escondido.
Caminar sin descanso
sobre el alma sin brillo,
y las sombras libando
del final el principio.
Dura prueba que agota.
Lento aliento que asfixia.
Un reguero de lágrimas
en las finas mejillas.
La cascada sedosa
que sobre el rostro repta,
como áspides viviendo
en la profunda grieta.
La corriente ha pasado,
se llevó la certeza.
Las pasiones fluyeron
rodeando la esencia,
como ágiles felinos
que la trampa sospechan.
Del azul al violeta
solo un suspiro queda.
Un arpegio que suena.
Un latido que ama.
Unos labios de mimbre
de carne sonrosada.
Una estela que deja
el amor en la almohada.
Unos ojos curiosos
que la vida taladran.
De flecos las caricias
que en la voz se derraman.
La ladina sonrisa
que desnuda la cama.
Piruetas en los ojos
para alegrar el alma.
Y en la vida una mano,
que acompañe en la calma.
Prisionera del tiempo,
la carne se desgasta.
Como el amor sin rumbo,
que en el silencio viaja.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
10/09/2019