Inmóvil como un campanario de medianoche
sigiloso como el búho en el bosque dormido
con la cautela de quien desconfía del recodo
asi voy andando en las veredas de siempre.
Es que hoy ya nos es el tiempo de los brotes
los sonidos son distintos y el eco se distorsiona
son los mismos nombres pero están ausentes
y en la esquina del encuentro no hay marcas.
Volví a la calle del recuerdo a buscar tu nombre
a ver si la perpetuidad de nuestro permanece
grabado en la corteza y eterno con la savia
para sentir que el olvido no pudo con nosotros.
Las estrellas son las mismas y sin embargo
la calma de estas horas en las calles vacías
me sumergen en el minuto antes del adiós
pero el tiempo es un embaucador insensible.