Que cobardía la mía,
no olvidarte todavía
y osada la valentía,
de amarte en demasía.
Que noble cobardía,
que aún te recuerde,
suspirarte cada día,
con el ansia de tenerte.
Más que bello ser cobarde,
desechando la hombría;
No haré de hombre alarde,
si el alma ya no es mía.
Le pertenece solo a ella,
y soy hombre al amarla,
pues es tan fija su huella,
que no puedo borrarla.
Y no es amar cobardía,
ni olvidar me hace hombre;
La amo y jamás la olvidaría,
aunque cobarde se me nombre.
Autor: Víctor A. Arana
(VICTOR SANTA ROSA)
Julio 2 del 2016.