Hay una hora profunda
seguida de horas vacías.
Hay un horizonte perpetuo
que marca de fuego la vida.
Hay un amor que muerde
y corazón que jamás olvida.
Hay besos que ligero vuelan
y sangre y enrojeciendo heridas.
Hay un instante que se ataja
con la piel ávida de caricias,
y un el recuerdo que se hace piedras
con noches de lunas sombrías.