Que me amas con la fuerza de un tornado enceguecido
Y el perfume embriagador de la azucena, lo sé.
Que deliras con mi nombre en tus labios
En tus noches de fiebre y apetencia, también lo sé.
Tu mente de veleta loca, ha encallado en mis aguas.
Vives sólo para mí aferrada al destino de mi imagen.
Gritas tus deseos, cantas esperanzas y rastreas mis pasos.
No quieres soltar ni siquiera un aliento si no estoy contigo.
Tanto me amas, que es imposible amarme más.
Por eso… te quiero. Por eso te busco, te sueño, te tengo y vivo por ti.
Te quiero como quiere un niño el pecho de su madre.
Soy como el náufrago que busca una isla en tus mejillas.
Te quiero encadenada a mi cuerpo con la libertad
De vientos que desnudan el hambre de sexos quemantes.
Posarme en el calor de tus entrañas y besar con eruditos besos
Uno a uno los pétalos de tu entrega y el rocío de tu placer.
Tú me amas decidida a perder tu sangre y tu vida por mí,
Sin pedirme nada a cambio. Tal como soy, con todos mis defectos.
Yo te quiero con el límpido interés de que me sigas amando como hoy.
De tanto quererte, yo te amo. De tanto amarme, tú me quieres.