Alejandro José Diaz Valero

El tren de una vida

 

 Tu espíritu incansable e inquieto

de buena madre y mejor abuela,

es un viento de amor que empuja tu vela

donde viajan tus hijos y tus nietos…

Eres un mundo lleno de retos

que deseas cumplir en cien  por cien

porque eres indetenible como un tren

y vas marcando el paso ante tantas razones

dejando tras de ti crujientes vagones

y retorcidos rieles que crujen también.

 

Los cansados motores sueltan humaredas

y suben pasajeros en cada nueva estación,

y mientras sube el equipaje en el vagón

el viajero se acomoda como puede,

para que la velocidad de tu alma los lleve

a recorrer distintos lugares

haciendo de la vida malabares

sembrando semillas en tierra seca

y esperar que mañana cuando amanezca

broten capullos en los rosales.

 

No tienes una razón para vivir

puedo decirlo con seguridad

que razones tienes de más,

no sólo una, sino mil

porque avanzas en tu ferrocarril

marchando a toda carrera

y sabiendo que muchos te esperan

en cada nueva  parada,

te entregas como si nada

y repartes tu alma, de madre y abuela.