Tu espíritu incansable e inquieto
de buena madre y mejor abuela,
es un viento de amor que empuja tu vela
donde viajan tus hijos y tus nietos…
Eres un mundo lleno de retos
que deseas cumplir en cien por cien
porque eres indetenible como un tren
y vas marcando el paso ante tantas razones
dejando tras de ti crujientes vagones
y retorcidos rieles que crujen también.
Los cansados motores sueltan humaredas
y suben pasajeros en cada nueva estación,
y mientras sube el equipaje en el vagón
el viajero se acomoda como puede,
para que la velocidad de tu alma los lleve
a recorrer distintos lugares
haciendo de la vida malabares
sembrando semillas en tierra seca
y esperar que mañana cuando amanezca
broten capullos en los rosales.
No tienes una razón para vivir
puedo decirlo con seguridad
que razones tienes de más,
no sólo una, sino mil
porque avanzas en tu ferrocarril
marchando a toda carrera
y sabiendo que muchos te esperan
en cada nueva parada,
te entregas como si nada
y repartes tu alma, de madre y abuela.