Mirando todo, es decir, nada
ayer estaba en la ventana
y vi. que a mi puerta llegabas
con la intensión de llamar.
Intuí el temblor en tus manos…
las mías también temblaban.,
el intenso palpitar en tu pecho
y mi pecho a punto de estallar.
El deseo y la duda en el corazón,
con la misma intensidad…
las mismas ganas y el mismo temor
nos paralizaba a los dos.
Yo, reprimiendo el impulso
de las ganas locas de abrirla.
Tu, sin el coraje necesario
para atreverte a golpear.
Vi como te marchabas
cabizbajo y lento, sin prisa,
quise gritarte, decirte regresa
y el corazón llagado dio su alerta,
rememoré otras llegadas
seguidas de desoladoras partidas.
Temí arriesgarme a la entrega,
con tristeza deje que te fueras.
Se que comprenderás mi respuesta
los mismos temores te acechan
los fantasmas del pasado
no permiten que llames a otra puerta.