En la simpleza de tus ojos
veo tu falta de interés,
y no hay necesidad de espejos
para comprobar lo que ya fue.
Y es que por ambas partes
no hay ganas de luchar,
mejor relajo mis pies
y me pongo a bailar.
Te deseo felicidad
a pesar del dolor,
que causaron tus reclamos
en mi corazón.