Si en mi ausencia alguna vez exhalas un suspiro,
envíamelo a través del aura matutina
que cada mañana orea la cárdena colina,
la colina que desde mi infancia tanto admiro.
Si yo por tu espaciosa ausencia apenas respiro,
cuando despacio se acerca la hora vespertina
y con lentos pasos el astro rey ya declina,
a expiar mis penas a la colina me retiro.
Tu suspiro para mí será grato perfume
que me ayude a embriagar mis alicaídos sentidos
y a volver a la vida esta alma que por ti llora.
Bendito sea por siempre el aroma que rezume,
sólo él despertará del corazón los latidos
de tu afligido cautivo que tanto te implora.
Canciones de amor.