Mi nueva alborada
Desoladas barcas enmohecidas
navegaron un cuajado río entre mis venas,
recordando travesías del pasado
que han sido -en su momento- una condena.
Quisieron anclar en mis gastados umbrales
que sin saberlo permanecían en calma,
y que el tiempo mantenía paralizados
en los puertos más brumosos de mi alma.
Por fin la evocación de esas memorias
se derramó en estuario de aguas más claras,
tornando entonces del imaginario añejo
dulces recuerdos de situaciones mágicas.
Y así volvieron nuevamente a cobrar vida
nostalgias bellas que permanecían encerradas,
que se asomaron brillantes de luz y colores
para nacer radiantes en mi nueva alborada.
Jorge Horacio Richino