La realidad, como el agua, fluye...
como algo que permanece disperso,
un todo que no permanece, que huye
de un destino cruel, triste y muy perverso.
En ese momento, la mente intuye
la más perfecta medida del verso.
¿Por qué tengo que escribir poesía?
Muere una parte de mí cada día.
¡Oh! Mi alma desea la eternidad...
desea que mis sublimes pasiones
brillen ferozmente en la oscuridad.
Vivo de pensamientos y emociones
que viajan desde la felicidad
hasta la esencia de los corazones.
¿Por qué tengo que escribir poesía?
Muere una parte de mí cada día.