Hay horas profundas,
horas afiliadas.
Horas silenciosas,
que llegan y escapan.
Horas vacías
de lenguas pintadas,
que no se mueven ni pesan
y abren surcos en el alma.
Hay horas claras
de cielo y agua.
Tan llenas de todo
como una carcajada.
Y aquí yo esperando
que llegues a casa.