Pablo Diaz

Volver a nacer.

En el tronco del árbol  que se empina a las alturas, cuan peldaño concluyente de la frágil escalera con la que se sube al cielo,  un demente se adecua  reposando su locura debajo de aquella sombra que le ofrecieron las pencas… cobijándolo del sol.

Dormía, a más no poder; con sus ojazos abiertos, como si nunca en su vida haya unido sus pestañas, para que nadie dijera que se encontraba rendido u ocultando su manía en el tallo milagroso que al cielo subía y subía llevando, entre su follaje, agua, sombra y alimento.

Dormido plácidamente, con sus ojazos abiertos, del árbol cayó en su frente como maná inesperado un coco que divisaba sin que su mente fijara… golpeándolo con vigor, haciendo de su demencia un endiablado estallido sin que nadie lo contenga.

La gente sólo miraba, preparándose a la huida, sin emitir ni un sonido que lo hiciera distraer del furor visto en sus ojos con el coco al caer…gritándole,  afanoso, tú me has traído recuerdos que ya estaban olvidados: mi estomago y mi garganta estaban de vacacione pero raudos regresaron.

Ahora, sin ningún remordimiento porque me hayas golpeado, le daré la bienvenida a mis armonios olvidados con el agua y alimento que, al caer, me has regalado…abriéndome los caminos que yo mantuve cerrados.

PABEDIZ