Cuando los impulsos se van serenando
al pasar por ti la vida rudamente,
no guardes rencores por causas hirientes
y aleja la angustia de vivir penando.
El tiempo se acorta y se acaba entendiendo
que la dura herida que te dio el pasado,
bien puede quedar como un hecho olvidado
antes que en tu orgullo seguir sucumbiendo.
Ya no necesitas continuar sufriendo
y no es conveniente perder energías,
no gastes tus horas en cosas vacías
que son del pasado y no vienen a cuento.
No olvides entonces descartar la carga
de remotos y lejanos sinsabores,
serena tu rabia y báñate en amores
y entierra por siempre tus causas amargas.
Jorge Horacio Richino
Copyright