A veces, te tropiezas con rocas muy grandes, que te hacen llorar.
A veces es maleza dificil de desenredar.
Otras veces se dispersan las nubes y el cielo es claro, sutil.
Nunca es siempre igual, el cendero por el que transitamos.
Tiene grietas, a veces, extrañas personas con enormes dientes puntiagudos se encuentran esperándote a mitad del camino, a veces te conviertes en esas personas, también.
A veces cuando el mar se encuentra quieto y sereno, es el silencio el que rompe la calma.
A veces los días se tiñen de colores, justo después de la gran tormenta.
Nunca es, como esperas que sea, pero -siempre- aprendes, aunque te duela.