Mientras observo el campo de batalla,
mis fuerzas, como pétalos de rosa
se despliegan de forma prodigiosa;
mi Torre vence, y mi Peón, estalla.
Gano territorio y domino el centro.
Mi Caballo se convierte en pegaso
(¡Ya nada puede detener su paso!)
y vuela hacia el próximo gran encuentro.
Parece una bella ópera en escena.
Mi Dama es hermosa como sirena
-vino para terminar la partida-.
Tu Rey deberá temer por su vida.
Sufrirá, aunque sea un rival muy fuerte,
por el amargo beso de la muerte.