Cuando del sol los dorados rayos en la tarde
caen de los chopos sobre las plateadas hojas,
tu marfileña frente y tus mejillas rojas
semejan una incandescente hoguera que arde.
Cuando tu verde mirada en mi espíritu rasgue
la pasión que me provocas y a la que me arrojas
siempre que me acerco a ti, empero tú te enojas
porque me consideras un falaz y un cobarde.
Sabes que por tu amor yo daría cuanto poseo:
mi corazón, mi afligida alma, mi vida entera,
todo cuanto atesoro sería para ti.
Soy un infeliz desdichado cuando no te veo;
¿por tu amor?, por una mirada tuya yo diera
todo lo que en este aciago mundo poseí.
Canciones de amor.