Una y otra vez me despierto y mi corazón se acelera como si fuera a estallar, me preocupo de cosas extrañas a mis ojos, lentamente se me van las ganas de callar.
Cada día sueño que estoy en ese lugar, donde el mar se levanta cien metros sobre mi, en cada sueño es diferente, las personas aman, sonríen, por que saben que pueden llegar a olvidar.
El cielo nublado, los vientos ponientes en mi semblante, las hojas chocan como piedras de granizo y la fina lluvia antes del potente torrente se acumula en mi cabello, y grito ayuda a Dios.
En los Sueños el me escucha, no tarda un segundo en salvarme. En la realidad me cuesta verlo, también tú; será por que todavía no hemos de conocerlo?.
Entendí cuando abrí los ojos, que el sueño te puede engañar; pero a veces es una advertencia de cuán cerca del peligro nuestras almas pueden estar.
Me enseñó que no necesito estar mal para ver el bien, que puedo hacer lo bueno cuando todos te puedan llegar a odiar.