Luis Torres Veloso

Amoldar

Molde dúctil de alma maleable,

deformado por huellas y guijarros,

mil veces pisado y nunca recuperado.

Lodo de cicatrices, engrudo de torpezas,

pasta salada de deformadas ilusiones,

pretencioso matriz de viscoso mucílago.

Amalgama cruzada de cicatrices,

fango expuesto, ignorante y confiado

deseoso de ser máscara perenne

de esencia ilustrada y sosegada,

horma de guante de mano cálida,

cuño y troquel de besos.

Barro secado entre susurros

y cocido en fuegos de ilusiones,

entre restos de viejas cerámicas

fracturadas por la rabia.

Nueva porcelana de rosas decorada

sujetaré entre mis dedos,

sudorosos de aturdimiento,

temblorosos y temerosos,

después del largo letargo

y olvidada su maestría.

Cuenco ceremonial de alma cálida,

nacido de cieno salado de ira y rabia,

lleno de canciones e imágenes

que serán curadas en su vientre

y sanarán las manos timoratas.