Zapalandia

El principio del fin...

Mátame este dolor que llevo por dentro...

Que la brisa del viento me traiga las caricias de tus manos...

Fundidos por la culpa de ese primer beso...

Siento mil cosas cuando me rozas con tu amor...

Y esa herida que atraviesa mi cuerpo...

En mi cien hay una corona de alfileres negros...

La piel se me eriza cada vez que me acuerdo de ti...

Crucificado por ese momento elocuente...

Entre tu casa y mi casa hay un muro de silencio...

De ortigas y madres selvas oscuras y miradas con deseos...

Hay un muro de vientos que guarda la llave del fuego...

Y tú sabes bien que nos extrañamos...

Guardo en mi mente una luna que nos alumbró y fue testigo del primer beso...

Hay virgen de los recuerdos...

Recoge este corazón y sánalo de ese amor...

Que lleva un río de sangre a cuestas...

Quererte como te quiero, con esa pena y alegría a la vez. ..

Desvelado una y otra noche...

Aguardo la señal de tus ojos...

Con la plegaria de un niño enamorado...

Lágrimas que llueven y mojan mis rezos rememorando tus labios...

Caminante de tus deseos, no me queda más que la costumbre...

Alquimia del alcohol por recordarte...

Con mis resabios de saber que estas casada...

Noches de cuerpos con la herrumbre del amanecer...

Fueron un pretexto, para huir de las luces de la avaricia de tus pretensiones y volar a otro jardín lleno de flores amorosas...

Me enamoré sin querer...

Y dios fue testigo de nuestros besos, con la llegada del alba...

Me di cuenta que era la despedida por esa caricia sobre mi rostro...

Con tu silencio...

Vi los despojos del amor, que renacen del humo de un cigarrillo. ..

El chanel quedo impregnado sobre mi cuerpo...

Y mis lágrimas eran gotas de saber que debía olvidarte...

Me doy cuenta del error de mi corazón...

Sabiendo que comenzaba el principio del fin por tu capricho...