Es gran pecado el amarte,
Fue gran audacia el tenerte,
Ahora triste es mi suerte
Si pensara en alcanzarte;
Aunque no debía hablarte,
Me he atrevido a conocerte
Y sin querer a quererte
Mas ya no pudo arrancarte
No le temo a las heridas,
Mucho menos al dolor
De intenciones homicidas;
Temo a aquellas consabidas
Venganzas del rencor,
A que sufras, alma mía…