Dejaré siempre
en pausa
una página en blanco
y una seña de olor
indicando la frase
en que termina
aquel poema
que mezcla la sangre
con el fuego
por si quisieras reiniciarlo
una de esas veces
en que cruzas el puente
y te tiemblen los dedos
o notes en los labios
una larga prisa
que te lleve los pasos
a la estación vacía
donde nos esperamos.
Eduardo A Bello Martínez
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