Se acuerdan de tus ojos mis palabras
como si fueran ellos peces incendiados
y mi voz fuera un mar que no apaga
tanto fuego mirando, tanto fuego de párpados.
Unos peces brillantes y vivaces
casi antorchas ondeando en llamaradas
en mis revueltas mareas espumantes.
Mis silencios no olvidan tus miradas.