¿Es que acaso ambos olvidamos el triunfo psicótico
de las sustancias sobre la mente?
¿Es que acaso ambos olvidamos la pérdida de la cordura s
obre nuestra explosividad?
Grito al pie de la colina que me tente el vacío
conocido por la periódica escritura.
Grito al pie en la calle de amargura, donde duermen cuerpos y viven pensamientos
callados, casi aprisionados
que la hora de extinguirse a tocado la puerta.
Decirles a todos los transeúntes de las calles que vieron parir mis versos
que persigamos la majadería
como el gato juguetón a la mariposa.
¿Es que acaso ella olvidó que vivimos en un teatro de sombras,
y las sombras usualmente son físicas en los zapatos
como tristes piedras perdidas en las hebras de la melancolía?
Grito a los llamados compañeros
que evitemos la compasión
abrasemos el amor
y nos dejemos atropellar por el latrocinio
de las infinitas quimeras.