Escucho un sollozo
que asombra
y veo a la sombra
de un árbol añoso
a una joven
que apenada
sus cuitas lloraba.
Tocaba su vientre,
en susurros hablaba
¡no te muevas tanto
que me haces doler!
Tu padre, ha de volver,
no quiero, me vea
de pena angustiada
Vos, como nadie, lo sabes
¡cuánto ansío su regreso!
Su tardanza,
El sueño me quita,
pues temo perderlo.
Renace mi esperanza
al recordar sus promesas,
hechas con besos
de amor, que creí verdaderos
cuando le di mi pureza.
Hoy me consuela saber
que si él, la vuelta demora
¡estas vos, hijo mío!
para mi espera endulzar.