Tras un ejercicio
de buena voluntad
sobrevuelan insectos,
alguna bestiola
rampa al ombligo
el penoso tiempo
solidificado en coágulo
fermenta algo que corta
como tasajo
huele a sexo no consentido,
a pescado abandonado,
desde el otoño pasado
la lana matiza traducciones
que estremecen
migaja, otra migaja
para la paloma,
fulgor desconocido,
otra vez lumbre
del impermeable
retiro cigarro,
finjo que la nieve
hace aguas
en la pastelería extraigo
un euro veinte
como cosa íntima,
cada día antojo.
El panadero frente
a la masa humeante,
en la luminosidad
no busco pan, me busco
en el panadero
que adormece
cagado por moscas,
en medio de la calle,
junto al tragante y
el cristal roto.
DEL poemario Punto, 2017