Margarita García Alonso

El fulgor irreal se desplaza.


Tras un ejercicio
de buena voluntad

sobrevuelan insectos,
alguna bestiola
rampa al ombligo

el penoso tiempo
solidificado en coágulo
fermenta algo que corta
como tasajo

huele a sexo no consentido,
a pescado abandonado,

desde el otoño pasado
la lana matiza traducciones
que estremecen

migaja, otra migaja
para la paloma,

fulgor desconocido,
otra vez lumbre
del impermeable
retiro cigarro,
finjo que la nieve
hace aguas

en la pastelería extraigo
un euro veinte
como cosa íntima,
cada día antojo.

El panadero frente
a la masa humeante,
en la luminosidad

no busco pan, me busco
en el panadero
que adormece
cagado por moscas,

en medio de la calle,
junto al tragante y
el cristal roto.

DEL poemario Punto, 2017