Desde la ventana
observo la lluvia,
la gente apurada
que pasa sin ver,
el cielo plomizo
tanto me deprime,
y las nostalgias avanzan
todas…en tropel.
Noto que se acerca
donde yo me encuentro,
y con prisa busca
refugio en el bar,
su grácil figura
me trae recuerdos,
de tiempos mejores
tan lejos...están.
Sacude su pelo
las gotas me mojan,
trayendo un perfume
con olor a mar,
me pide disculpas
un poco cohibida,
mi pecho que tiembla
se quiere volar.
Sentí muchas cosas
fluir dentro mío,
tal vez su presencia
o el día tan gris,
pero ver sus ojos
mirando los míos,
fue un soplo de vida
y fui...muy feliz.
Ella hizo que ese
momento sublime,
se convierta en algo
por demás singular,
con tan poca cosa
reviví momentos,
que guardaba dentro
y volvieron...a brotar.
Quizá nunca sepa
que con su llegada,
el destino quiso
ponerla ante mi,
me alegró sin duda
y esa tarde triste,
volé en su mirada
al joven...que fui.
Boris Gold (simplemente...un poeta)