En una sonrisa, te ofrezco mi cariño.
En un abrazo, mi apoyo INCONDICIONAL.
En una mirada, mi comprensión.
En un apretón de manos, aceptación y respeto.
Un silencio profundo a tu lado: te comprendo, estoy a tu lado. Solo no estás.
Escucharte con atención: no te juzgo, quiero comprenderte, eres importante para mí.
Mi mano en tu hombro: no te aflijas, resiste, ten paciencia, lo superarás.
Tu llanto en mi hombro: total confianza de tu parte, total discreción y confidencialidad de la mía.
Un “TE QUIERO”, manifestación sincera de mi amistad.
Un “Dios te bendiga”: mis mejores deseos. Lo mejor de lo mejor, pues te lo mereces.