Peregrinaban
de vuelta las alondras
con el otoño.
Las golondrinas
también las imitaban
en otro viaje.
Días de vueltas,
de vuelos y regresos,
a nuevas tierras.
Entre las nubes
el sol ya se despierta
y da sus rayos.
La lluvia, atenta,
prepara su saludo
con mil caricias.
Gotas silentes
pendientes de la tierra
y de su sed.
Se escuchan pasos
de nuevos peregrinos
por los caminos.
Llevan mochilas
y capas para el agua,
calzando botas.
La cara seria,
alumbra una sonrisa,
entre sus labios.
Así, sin prisas,
irán por el camino
hasta un albergue.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/09/19