Hasta aquí he llegado,
he caído
y tropezado,
con aquella piedra
que sutilmente
en mi camino
has colocado.
Ya no puedo negarlo.
Esperando que llegue el momento,
cuando caeré al fondo del abismo.
Esperando que, al tropezar,
las heridas no vuelvan a sangrar.
Y envuelta en silencio,
finalmente saltar.