Chalchihuilt se ha instalado
en mis sentidos para darte a ti forma
inmortal en el tiempo, para ser
defendida con rodela y espada.
Chalchihuilt de mis noches
marcadas de cal, de tu pueblo
y el mío, crisoles de aulaga,
yo te aliso el camino hasta mi puerta
mientras vuelo a tu tierra embelesado.
Crearé un nuevo mundo sin ricas piedras,
sin hidalgos ni plebe, con mares de besos,
con infantes que dancen
por el siete de julio.
Beethoven se ha hecho fuerte,
el calor me sofoca,
tu allá en la llanura, Chalchihuilt,
repasando mis versos de pelo endrino,
penetrando en el trasmallo de mi conciencia.
Si algún día pudiera
recitarte al oído las asonancias,
colocarte un zarcillo de pleonasmos,
ni caciques, ni reyes, ni emperadores.
Mi pluma
y
mi verbo
en tus siglos de brazos aterciopelados.